Ciclorama de Obando
- Nohora Mendoza
- 23 dic 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 28 mar 2021
Representación contínua de más de 10 metros, en la que se narra la historia del sitio donde se encuentra hoy Obando (Huila); comenzando por los habitantes míticos, avanzando a la cultura "agustiniana", los "yalcones", el choque de culturas entre los nativos y los invasores europeos, para finalizar con el actual poblamiento de migrantes de Nariño que colonizaron el territorio.

Obando es un corregimiento, formado por un pequeño grupo de casas, una capilla y un parque que se convirtió en museo. Este pequeño poblado se levanta a 12 km de San Agustín (Huila) y forma parte del territorio arquológico de la cultura agustiniana.
Encaramadas en los Andes la carretera corre al lado de un río Magdalena que es un cristalino arroyo que se despeña por la cordillera, nos lleva a través de un paisaje de bosque alto andino entreverado con cafetales y cañadulzales, hasta el caserío que es otro mundo en muchos sentidos.

En el centro del poblado, en lo que era parque y plaza de mercado, se levanta el Parque Arqueológico, con sus excavaciones in situ y el Museo que alberga los objetos hallados en las tumbas excabadas.

La cultura agustiniana, es una de las más conocidas entre las culturas indígenas que surgieron en Colombia antes de 1200. El territorio de la Cultura San Agustín corresponde a los actuales departamentos del Huila y el Norte del Depto. del Caquetá.
Esta cultura, a pesar de haberse investigado a causa de sus construcciones megalíticas, es técnicamente desconocida, pues el pueblo agustiniano desapareció alrededor de 1250 y para 1300 la selva había engullido todo vestigio de esta cultura. A la llegada de los europeos, los nativos no conocían nada acerca del pueblo escultor de los que solo sobrevivieon sus necrópolis.
Cuando fray Juan de Santa Gertrudis vió los monolitos, creyó ver representaciones de monjes franciscanos con su cordón y de obispos con sus mitras, por supuesto pensó que eran obra del diablo, para mostrar una profecía de la llegada de la iglesia a América.
Como el terreno es húmedo y ácido por la presencia volcánica, se han conservado mal, los restos orgánicos, solo contamos con testimonios líticos y cerámicos; aunque han sobrevivido algunas raras muestras de sarcófagos en madera, predecesores de los sarcófagos en piedras y algunos restos textiles que no se pudieron conservar. Es por ello que se llegó a pensar que solo eran tumbas, pero se han encontrado restos de viviendas y terrazas de cultivos.
Esta falta de indicios causado por la misteriosa extinción de la Cultura Agustiniana, deja a la imaginación muchas teorías desde las más descabelladas hasta la aceptación de nuestra vasta ignorancia. Basada en las representaciones de los monolitos que tenemos y haciendo un paralelismo con los mitos amazónicos, de cuya procedencia se acepta que proviene el pueblo escultor. Encontrando paralelismo en las máscaras, los rostros de jaguar, el mono, la rana, las flautas y el monilito del chamán de doble cabeza que sostiene al recién nacido, se hizo una extrapolación al MITO DE YURUPARY.
Este mito de orígen que abarca la cuenca amazónica desde el Vaupés, el Putumayo y toda la cuenca amazónica hasta Brasil, tiene elemento icónicos comunes con la estatuaria agustiniana, por lo que se retomó para ilustrar el mito de origen de migración agustiniana que, repito, en realidad es desconocida para nosotros.
El ciclorama está formado por dos secciones que se abren a los dos lados de los monilitos que se exiben en el fondo del museo; cada sección está formada por tres páneles.
Orígenes míticos del mundo, naciendo del padre anaconda-rio y la madre-tigre dueña de la magia. La migración ancestral.
El primer panel representa la migración de los pueblos originarios, primitivos habitantes de San Agustín, creadores de la estatuaria y quienes crearon el complejo de enterramientos y santuarios en las dos orillas del río Magdalena. Una orilla representa lo femenino, la vida; y la otra orilla lo masculino y la muerte.

Este es el extremo derecho del ciclorama. Observamos a Curán, la única mujer a quien Yuruparí permitió poseer y tocar las flautas sagradas. Curán es el origen de las Amazonas, mujeres guerreras que se revelaron en contra de las severas leyes de Yuruparí. Ellas se alejaron de los hombres abandonando a sus hijos hombres y crearon poblados de solo mujeres. Estas guerreras fueron las que encontró Orellana y dió el nombre de las míticas guerrearas griegas al Gran Río de las Amazonas.
El tigre chamánico-espíritu femenino, rodeado de los espíritus dueños de los animales: el tapir del mundo de los antepasados, la rana. el mono dueño de la fruta, el venado dueño de la carne de caza y el águila arpía, volador más grande de la selva, alcanza los 2 metros de envergadura, solo es superada por el cóndor y el albatros.
En medio del panel del río Amazonas surge la piel de la serpiente ancestral el chamánico- espíritu masculino, que guía la migración presidida por el chamán Bokan-Yuruparí, llevando desde el Putumayo hacia las montañas, a la vera del Magdalena a cuya rivera dercha yace la mujer, al mismo tiempo Madre-tierra, Madre-Seucy madre-virgen de Yurupary que pareciera representar el ídolo sanagustiniano representado. Este ídolo tiene un polo masculino que sotiene al infante y un polo femenino en el otro extremo que está "abierto" para dejar salir al mundo al mítico Yuruparí.
El brazo de la Madre atraviesa el río Magdalena como poseyendo "la otra orilla", al mismo tiempo una corriente luminosa que surge de la vagina de la estatua de donde ha surgido el niño-chamán. Esta corriente de luz se mueve como una onda, como un hilo conductos por todo el ciclorama.
En la próxima entrada comentaré el segundo panel de esta parte del ciclorama.
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